jueves, 2 de enero de 2014

LA PUTA BENGALA

La nochevieja empezó con cava. Bernardo brindó por el 2014, que acababa de entrar. Y, entre turrones y alfajores, las copitas iban y venían. De modo, que, a las cuatro de la madrugada del primero de enero, una fervorosa y chisporroteante gilipollez alcohólica, de esas que nos transforman, incomprensiblemente, prendió en el ébrio corazón de Berni, que, Dios sabrá porqué, decidió encender la madrugada, acercando el mechero a la mecha de una bengala de señalización marítima. Y, bum, el petardazo fue antológico. Así que, los vecinos de nuestro improvisado pirotécnico recibieron el bendito año, con su edificio en llamas.´´

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