miércoles, 1 de enero de 2014

JUBILADO

Pedro despertó, aquel 1 de enero, sabiéndose liberado de tener que fichar, cada mañana. Por fin, estaba jubilado. Era libre, para andar y desandar su camino, como quisiera. Besó a Marta, que, como cada mañana, soñaba cirros, junto a él, y, sin despertarla, todavía, sacó unos churritos del congelador, puso una cafetera y, cuando todo estuvo presto, como le gustaba decir, avisó a su costilla, para que disfrutasen, juntos, del primer día del resto de sus vidas.

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