martes, 12 de noviembre de 2013

NADA

Nada queda, tras el tifón absurdo, tras su lengua de muerte. Nada en pie. Y asumimos a los 10000 muertos filipinos como pérdidas razonables. Es una cuenta, restar es fácil, con los ojos cerrados. Somos ciegos economicistas, tratando de escalar, sin cuerda a la que asirnos, una empinada pared ética. De seguir así, nos despeñaremos.

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