viernes, 8 de noviembre de 2013

DESAMOR

Aquel jueves amaneció verdoso, sin sabor, desaliñado. Como un tónic sin gin, o una primera bici, sin ruedines. Era un día sin sangre, una mentira bien contada. Era casi verdad, pero, no era. Porque una verdad a medias, es una mentira. Raquel miró a Ángel, que le devolvió una mirada de cabra muerta. Él tampoco vio el mapa de sus latidos, en los ojos de ella. Sí, todo estaba roto. Pero, ninguno de los dos quería ponerle el cascabel, al gato. Quizás, por no pisar el hielo, solos. De repente, en las niñas de ella, en su piel, en su vientre, se erizó la palabra prohibida, que subió, reptando, a la garganta, y la dijo, para que, ambos, fueran libres.

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