jueves, 14 de noviembre de 2013

ENEMIGOS

Hasán Saúd se sentó con el representante iraní, por orden del rey, pues, los saudíes sabían que, cuando Teherán tuviese la bomba, esos puercos infieles, que ya, antaño, habían atentado contra ellos, les cazarían, como el halcón caza al conejo. Sahid tampoco estaba cómodo. No obstante, se saludaron educadamente, dispuestos, cordialmente, a no decirse la verdad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario