miércoles, 12 de marzo de 2014

VOLUTAS

Una visión pequeña, sin transcendentalidad impostada, le mostró un mundo jabonoso, que se rompía, en azules y, amarillos, en aguas de cristal, tan leves, que su canto era el suave repique de 2000 campanillas de plata. Allí, en aquel universo consciencial, omnicomprensivo, puro, se sintió libre, bombeando nubes blancas, de eterno amor, sin prejuicio.

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