domingo, 30 de marzo de 2014

EL ARTEFACTO

Miró a la calle. El doctor Verensband le había repetido, hasta la saciedad, que el exterior no era para él, aún no. El mundo no estaba preparado para el droide H.M.X. 14. Así, como era. Tan humano, tan parecido a ellos. Sólo el corazón les separaba. No obstante, hacía 3 noches que Joy sentía un extraño y continuo tic, tac, en su metálico pecho. Y, sin reflexionar, humanamente, salió a la avenida Kurt Jackes, para tomar un taxi, hacia ninguna parte.

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