martes, 18 de marzo de 2014

MÍO

Lo único que poséo, es la palabra. Con ella, me describo y me comprendo. Sé que soy, no, porque piense, como dijo, elevándose, Descartes. Sinó, porque, en mi constante obstinación, me conjuro, repitiendo mi nombre, como si fuese un antiguo mantra, que moldea mi barro, perennemente, aunque, sin incómodas prisas, de esas que matan irisadas nubes, con su ponzoña gris, de queroseno. Más allá del azul, de las montañas, donde el mar cae del cielo, ahondando en la curvatura de La Tierra, donde la razón pura abdica, siempre, existe el fuego del mito, que explica, con muy diversos nombres, lo insondable, el misterio de ser y, de sentir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario