domingo, 23 de marzo de 2014

TORRENTE

Quiero ser aguacero, sobre tus secas manos. Quiero plantar el mar, bajo la nieve, para que no haya frío, en tu mirada. Sé que siempre has estado, amor, plantada al suelo. Tu raíz, afirmada en el presente, era quien daba fuerzas a mis brazos. Pero, hoy, que el terrible terremoto, ha asolado tu alma, déjame ceñirte las caderas, con el cielo, en el que dices que vivo, para que vueles alto, como la gavilana, que llevas dentro.

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