martes, 10 de septiembre de 2013

MACERANDO

Ricardo entró en su piso, sin esa habitual mueca desganada. En la cocina, con el extractor a todo trapo, Silvia no lo oyó llegar. Por eso, cuando notó que la agarraban por detrás, dio un respingo. Su marido, como respuesta, le mostró la carta. - Ha tardado- suspiró ella, aliviada- - 16 años- contestó el hombre, respirando profundamente-

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