Ricardo entró en su piso, sin esa habitual mueca desganada.
En la cocina, con el extractor a todo trapo, Silvia no lo oyó llegar. Por eso, cuando notó que la agarraban por detrás, dio un respingo.
Su marido, como respuesta, le mostró la carta.
- Ha tardado- suspiró ella, aliviada-
- 16 años- contestó el hombre, respirando profundamente-
No hay comentarios:
Publicar un comentario