En este mar, de miedos abismales, donde el sol y la luna se apagaron, navega mi barquilla.
Maderos de algarrobo, son sus huesos, que ñicñaquean, quejumbrosos, cansados del insípido oleaje.
En las negras orillas, las más tristes del mundo, un cachalote muerto me sonríe, invitándome a asar su carne yerta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario