domingo, 22 de septiembre de 2013

LA HERENCIA DE HUPS

Hups no tenía nada. Únicamente,2 viejas narices de payaso, de color verde fosforito, unos zapatones, demasiado grandes, hasta para un payaso, además de una vistosa flor de solapa, que, insolente, empapaba a cualquier curioso, que, irreflexivamente, se acercara a olerla. Quizá, por eso, porque no había mucho que repartir, su entierro no fue multitudinario. Sólo un antiguo niño, que quiso devolverle las sonrisas prestadas, acudió, puntualmente, al sepelio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario