miércoles, 30 de abril de 2014

FRENTE AL BUDA

Delante de la imagen,de una imponente y azul presencia. me siento solo. Estoy en la sala de meditación. Los inciensos están prendidos, pero, no viene nadie. El silencio es sobrecogedor. En secreto, temo que ésta no sea la sala, que hayan habierto otra, la pequeña, como hacen, a veces. Y, yo, ciego, y, en mi silla de ruedas, no puedo moverme de allí. El miedo me invade, en un segundo. Es entonces, cuando oigo las voces de los niños del colegio adyacente. Todavía no son las once. Puf, que alivio. La gente, fuera, habla. Aún, no han entrado. Pasa un angustioso rato, hasta que lo hacen. Héctor, Cani y Desampa me saludan, animadamente. Es ahora, cuando entiendo que todo ha sido una ficción, de mi descontrolada mente. Después de eso, saboréo el mejor anapanasati, que jamás he disfrutado. Ironías de la vida, je, je.

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