martes, 11 de febrero de 2014

INSTANTÁNÉAS

El gentío se agolpaba, en la plaza PINARES, en pleno centro de Verganza, esperando ver pasar a su duquesa, a la hija menor del rey de Murga, por aquella ignominiosa rampa gris. Panderetas y pitos dormían, preparados, en las manos y bocas de la plebe, que pretendía abuchear, así, entrechiflidos y panderetazos, a su noble señora, que, junto al golfo consorte, les había robado, o, por mejor decir, había distraído, educadamente, faltaba más, millones de duts, la moneda oficial murgalesa, que les habían dado las autoridades, para montar, a través de EVENTS 3000, una empresita ad hoc, supuestos encuentros deportivos, o, promociones de ciudades, que nunca se concretaban. De pronto, una larguísima limusina crema enfiló la calle. En ella, la gran dama, tras cristales sin tintar, vio volar huevos podridos y repollos. Ya dentro del juzgado, donde se requisaron todos los dispositivos electrónicos, para que nadie tomase fotos de la Gran Duquesa, en aquel infame momento. No obstante, un ciego simulado introdujo unas gafas traidoras, que lo filmaron todo.

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