viernes, 14 de febrero de 2014

DUELE

No te diré, amigo, que la muerte de los otros, de la familia, de los compadres, no duela. No seré racional, como Epicuro, diciendo que, cuando la muerte está, yo no estoy. Porque estamos, siempre, eternamente expuestos, a la muerte del otro. Además, cuando es alguien cercano, el que fenece, sentimos que nos deja, que nos traiciona, un poco. El miedo hace que nos aferremos a la mano muerta, como a un ancla. Sin darnos cuenta de que aquella diestra, ya, nada sujeta. Nada la sostiene, excepto nuestra obstinación por ser y porque los nuestros, séan, con nosotros. Pero, no es algo nuestro. Cada vida, es dada, no por Dios, sinó, por otro ser viviente, a quien debemos estar agradecidos. Nuestra vida, en parte, es suya, ya que ellos, nuestros padres, nos cedieron, a ciegas, o, concienzudamente, trocitos de ADN, para que, aun, pareciéndonos a ellos, deviniéramos en seres independientes. Por eso, no te apegues, Toni, porque la ausencia del ser querido es lo que daña. Sin embargo, recuerda, con amor, los momentos vividos junto a ellos, y volverán a ti, con lírios en las palmas y, en los hocicos.

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