La rosa nace, del rosal, prendida. Será él, quien le dará sustento y vida, para que crezca, lozana y majestuosa.
Agua y sol necesita. Pocas cosas. Una buena raíz y algún consejo. Si se ve reflejada en el espejo del azulado estanque, en el que vive, se sabrá acompañada de otras rosas, que le darán calor, covijo y besos.
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