viernes, 7 de febrero de 2014

EL MIEDO

El castillo del miedo se construye, en segundos. Nos angustia, amargando nuestros mullidos sueños. Convirtiendo en pesada sal de plomo, la esperanza segura, la fe, incondicional, en el mañana. No dejaré pasar, por mi camino, al tifón gris, del pensamiento helado. Mi paso será firme, aunque mi piel vaya perdiendo escamas. Soltaré, sin pensar, lo que se vaya, y, aun lo que no se vaya, para que pueda irse, serenamente, cuando quiera. Tomaré la dureza de la vida, como una campanilla docente, de la que extraer la suavidad y el perfeccionamiento.

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