viernes, 27 de diciembre de 2013

LA FOTO

La mujer que aparecía en las páginas interiores del periódico era una inmigrante siria. Pero, eso daba igual, el puño, sin la rosa, de Bashar, ya no importaba. Tampoco, la ciudad, arrasada por las bombas, de la que tuvo que huir, a toda prisa, quemada, desfigurada por una explosión demasiado cercana. Demasiado, todo era demasiado, en Siria. Por eso, tuvo que escapar de allí, olvidando su casa, sus amigos, su vida, tan sencilla, como otras, y, sin embargo, tan peculiar como una prímula en el Himalaya, adoptando un alma transhumante. Ahora, estaba aquí, en Melilla, solicitando refugio y atención médica. Atención, que, quienes nos gobiernan, no querían darle, porque los de corazones de piedra sólo saben sembrar cuchillas.

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