viernes, 23 de mayo de 2014

EGO

Cuando Sor Marta volvió a pisar Madrid, con ese orden, tan aparentemente civilizado, donde, cada uno, era cada uno. apartado del otro, sin confusión posible, entre contrarios, recordó, con nolstalgia, la amalgama de Bopal, India, donde los hombres, a pesar de estar enfermos, se daban al otro, sin retener nada, para si. Quizá, porque comprendieron, hace mucho, que el individualista, el posesivo, es como el que trata de acumular agua en las manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario