sábado, 26 de octubre de 2013

LAUTRECK Y LA MUJER DESNUDA

Ella, impúdica, se mostró, totalmente desnuda, ante el espejo, para que Lautreck, el pintor de las putas, del cabaret, de la noche, del lesbianismo, en fin, de lo incorrecto, reprodujera sus blancas, redondas nalgas, sus senos y sus pechos, inmortalizándolos, para la posteridad. Una musa, Lilit, que, en realidad, se llamaba Clotilda, era, ahora, la inspiración de un pintor, un artista. Toulouse copió el trasero de Lilit, sin prisa, deleitándose en su blancura y en sus pliegues, como si, todavía, lo estuviera besando, tendidos en aquel camastro, del que, en el lienzo, sólo se verían unos inexpresivos barrotes.

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