jueves, 17 de octubre de 2013

LA GITANILLA

Su pie dejó la antigua Yugoslavia, en brazos de su madre, que huía de la pobreza, del conflicto, de la caza al gitano, porque el cíngaro no es de sitio alguno. Nadie ama al romaní, que es peor que las ratas. Pero, la niña, con sus íris violetas, miraba la osa mayor, sin saberse diferente. Sólo era una niña, en brazos de su madre.

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