lunes, 21 de octubre de 2013

LA PENA

Era invierno. doce de la mañana de un domingo cualquiera. Jósean reía, tomando un trago de vino, con su cuadrilla. Hablaron del atlétic, del golazo de la real, del cochinillo del sábado, de política, no, estaba tácitamente prohibido. En un momento, tras ellos, una sombra se alzó, descerrajando un tiro traidor, en la nuca de Jósean, por cometer el pecado de no ser nacionalista en Euskadi, por considerar que las personas están por delante de la tierra.

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