jueves, 30 de julio de 2015

MUERTE

Todos los días son tan diferentes, tan iguales, tan rápidos e irreverentes que no nos damos cuenta de que la muerte está en cada uno de ellos, vigilante, incómoda, como un amigo, al que no esperas. Por eso, cuando llega la hora en que nos mira, no estamos listos. Que diferente, si, cada día, le pusiéramos un plato, un cubierto, una buena comida y fuésemos conscientes de que está ahí, al otro lado de la mesa, escrutándonos, con sus ojos huecos.

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