Yuma tiene, en la faz, toda la tierra. Pisa terrones secos, con ambos pies descalzos. No ha llovido, en 3 lunas, y, Pachamama, hambrienta, llora sedes antiguas.
Yuma acaricia su flauta y, suavemente, toca una súplica a la hermana lluvia, para que extienda sus manos, dadivosa.
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