viernes, 11 de octubre de 2013

ALA ROTA

La tumba estaba allí, frente a sus ojos. La madre, Nieves, helada, cual su nombre, dormitaba, en el nicho, soñando tilos blancos y manzanas. Su hijo, impotente, enfadado, rabioso, por no haber podido protegerla, pateeó un papel arrugado. - Ella se equivocó- afirmó Carlos, en voz queda, a su tía, mientras abandonaban el camposanto- no debió perdonarle-

No hay comentarios:

Publicar un comentario