domingo, 20 de octubre de 2013
LA SONRISA DEL MONSTRUO
El milico sonri, divertido, cuando empujó a Néstor, fuera del avión, hacia el océano, que se tragaría su jodido sindicalismo y su memoria.
Años después, en el estrado, el viejo Antonio Cuero, ex-capitán del ejército del aire argentino, ladró contra el fiscal, contra toda la sala.
- Yo cumplí mi deber- mascó, orgullosamente, las palabras. Pero, al mirar a los ojos claros de la mujer del muerto, comprendió que, efectivamente, aquello estaba clavado en la memoria de aquella hembra de sal, que le excrutaba un alma inexistente-
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