lunes, 17 de agosto de 2015

ESTATUA

Como estatua de sal, parado, quieto, tratando de escuchar mi viento interior, me he quedado. Primero, nada. Luego, aún, quieto, un susurro. Más tarde, inmóvil, una brisa, después, parado, un viento. Para finalizar con un huracán, que no quería despegarme del suelo, sinó, más bien, mantenerme enraizado, en samadi.

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