martes, 25 de agosto de 2015

EL ASCETA

Yumi Wham permaneció sentado, sobre la lisa y negra piedra, sin importarle el hambre, ni, el frío, ni, el calor. Era uno, con la roca, uno, con la tierra,en la que sus pies se hundían, como las raíces de un tierno cerezo. Era uno, con el sol, con el agua de las nubes, de los ríos, de los mares. Era, siendo. Entonces, entendió, profundamente, que el movimiento, la quietud, el ser y el no ser, la distinción, tramposa, es un juego mental. Y, el nirvana entró, en él, como un torrente vivo.

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