domingo, 31 de mayo de 2015
LA MENTE DEL PRINCIPIANTE
No te preocupes, si al principio, sientes que tu mente se dispersa, sin aquietarse. Es normal. No te riñas demasiado, por ello.
Dentro de la tradición budista hay una imagen, que define, perfectamente, este tipo de mente inquieta.
Se afirma que la mente es como un mono salvaje, que salta, de acá, para allá, olisqueándolo todo, agarrándolo posesivamente, pero, despreciándolo, encuanto sus ojillos, o, su nariz, detecta algo nuevo.
Si violentas a un mono salvaje, te morderá. del mismo modo, si te enfadas con tu mente, porque ella va por su lado, pensando, por ejemplo, en la compra semanal, mientras, tú quieres meditar, ella se enfadará contigo, sacándote, a mordiscos, de la práctica y causándote frustración. Aveces, es más útil agarrar al primate travieso, suavemente, de la mano, redirigiendo nuestra atención al cuerpo, que, como dijimos, en el post anterior, es nuestra única casa inexpugnable. Allí, nada puede hacernos daño.
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